El Gobierno de Barack Obama abandonó ayer sus planes de reducir los niveles de contaminación, renunciando a imponer nuevas restricciones a las emisiones de ozono por fábricas, vehículos y plantas de procesamiento de residuos. La Agencia Ambiental se disponía a establecer en los próximos meses nuevos límites, pero Obama le ordenó que no lo haga porque impondría un grave lastre sobre la economía.
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